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Que hueva la historia

Luis Hernández Calixto

4 septiembre, 2021

¿Porque nadie me contó esa Historia?

O más bien, ¿Porque nos la contaron mal? O mejor aún, ¿Porque nos contaron tantas versiones conflictivas que le quitaron el sentido y el sabor? Me refiero a la Historia de la escuela, aquella de fechas a memorizar, de personajes con semblante serio congelados en el pasado y de blanco en negro, de láminas y de “fiestas” patrias son contenido. Aquella Historia no solo de libros de texto sino de eventos inmutables que no tienen nada que ver con nosotros. Esa Historia da honestamente hueva.

¿Acaso es que el estudio de la Historia está condenada a ser exhaustiva, tediosa y complicada? quizás exclusivamente destinada a esos sin nada que hacer. O tal vez no sea coincidencia la tendencia de percibir la Historia de esta manera para olvidarnos de los acontecimientos que determinaron el curso de esta. ¿Podría ser, digamos por decir, que el hecho de odiar la Historia obedeciera a un plan macabro?

No me refiero a una conspiración planeada por los Illuminati, el Club Bilderberg, el Yunque o los terraplanistas. Me refiero a una manera de diseñar el estudio de ciertas materias. Me refiero a los cambios delicados (y así menos polémicos) que tienen consecuencias únicamente a largo plazo. No aludo a los poderes fácticos que malvadamente crearon un modelo que nos lavaría el coco y sin embargo, alguien siempre se beneficia cuando por “casualidad” no sabes quien eres ni de donde perteneces. Aun así, el resultado fue acabar con la idea del estado-nación y de los héroes patrios en la mente de cada uno de nosotros.

En estos apuntes intentaré presentar el argumento de que la Historia que nos contaron (en la escuela o de manera “oficial”) ha funcionado en las diferentes épocas para eliminar la responsabilidad del individuo a actuar de frente a problemas sociales . Procuraré brevemente contar cómo las diferentes versiones e interpretaciones de la Historia han confundido y hasta hecho enojar a los que a tientas y de adultos nos acercamos a ella. En estos apuntes realizaré el argumento para comenzar verdaderamente a amar la Historia, educarnos y educar y comenzar a cambiar el curso de esta.

La sutil goma de borrar

Corría la mitad del tercer trimestre en la preparatoria y unos meses atrás, el profesor de Historia Leopoldo había hecho que la Historia dejará de ser aburrida. Normalmente aquellos incautos que como yo se enamoran de la Historia, lo hacen queriendo saber más acerca de la primera o segunda guerra mundial, de la edad media o el imperio romano. En mi caso el evento que me marcó fue cuando expuse ante la clase los acontecimientos del Congreso de Viena (1814-1815) así que no tan sexy. Lo que me impresionó fue aprender cómo las potencias en la Europa abatida por las guerras Napoleónicas se reorganizan diplomática y territorialmente. Me llegó a fascinar tanto, que tuve que volver a leer los libros de texto de la primaria y secundaria como queriendo recuperar el tiempo perdido. Pero en realidad yo era de los pocos que tenía un interés por entender los procesos del pasado y darles sentido. Bueno, mi mejor amigo Adrián también, pero ese bato era bueno para todas las materias y fue una gran inspiración en esos años formativos.

Así pues fue el mismo profesor Leopoldo quien, argumentado acerca de la Historia “no oficial”, dijo que Juan Escutia se había “caído” y que el mito de los Niños Héroes se había inventado. Todo esto para “fabricar un sentido de nación que no teníamos” pues no habían existido personas extraordinarias en México, sobre todo en un país sin agua potable, calles sin pavimentar e instituciones corruptas. Me tardaría mucho tiempo en aprender el esquema e intención que tiene ese modelo de ver la Historia y a quienes les beneficia.

Con todo esto, me adentré aún más en el estudio de la Historia y esto motivó que me fuera de mochilero a Europa. Me sumergí en otras maneras de dar sentido a la Historia. Participé en el Movimiento de Lyndon LaRouche en México, Alemania y Francia (que planeta exactamente lo opuesto al sistema educativo actual) y terminé mi licenciatura en la London School of Economics. Los que conocen las ideas de Lyndon LaRouche sabrán lo irónico que esto es. En mi caso, esto me ayudó a tener las perspectivas de un cuadro siempre incompleto y a decidir por mí mismo, formando un criterio más estructurado e integral.

Al final, lo que aprendí es que los ataques contra la Historia son dos, como en las gomas azul y rojo de la escuela : 1) La manera de enseñar la Historia – el sistema educativo- que es adoptada y fomentada con intencionalidad política e impulsada por el régimen en turno , 2) El ataque directo del revisionismo histórico y los fomentadores de versiones iconoclastas (en libros, novelas, artículos académicos, etc) que propician al régimen con material para la divulgación.

La goma de borrar de nuestra identidad

Para entender el primer ataque hay que considerar al segundo. Aquellas versiones revisionistas desprenden de cualquier mérito a los individuos que formaron la identidad nacional, instaurando a otros “olvidados”, condenando la llamada Historia “de bronce”. Estas versiones quitan del pedestal a unos héroes y ponen a otros. Linchan a Juárez, Hidalgo o los mismos Niños Héroes, y hasta el Pipila no se salva. Así mismo, ponen a otros supuestos héroes “mal juzgados” por la Historia como Porfirio Díaz, Agustín de Iturbide o inclusive al emperador Maximiliano. La intención es confundir con muchas versiones y darnos a entender de manera muy sutil que no tenemos héroes, que quizás nunca los hemos tenido. La idea era alejarnos de la Historia, de no querer saber del pasado más de lo necesario que sufrimos en la escuela y sin mencionar su “falta de practicidad” en el día a día. Así pues, una goma de borrar poco se ciñó sobre nuestras memorias.

Mi argumento es que esto no fue por accidente sino por diseño y eliminar la Historia nacional con contenido de héroes patrios es un juego que los imperios saben jugar bien y que los grupos de intereses, oligarquías y elites (partes mismas de cualquier imperio) han sabido aplicar muy bien en su entorno y con el tiempo.

Y ahora la pregunta ¿Para qué tanta molestia? ¿Con qué objetivo se haría esto a propósito? La respuesta en mi opinión es simple: Acabar en la mente de todos nosotros y extirpar en el imaginario común la idea del estado-nación soberano, con una identidad nacional que propicia el bien común. Si no tienes héroes, muy probablemente no eres digno de héroes y necesitas a alguien que te gobierne, mejor si es un hombre fuerte. Si no tienes héroes o personas que van más allá de sus intereses personales, bien podría ser porque somos un pueblo de huevones ignorantes sin prospectos y además egoístas. Si no tenemos una idea de nación, entonces posiblemente esta tierra no es nuestra porque ningún antepasado honorable nos precede. Si esta tierra no es nuestra, la podemos vender al mejor postor, podemos subastarla en el mercado, privatizar su industria y dejar que personas (sobre todo si son extranjeros) blanquitos, hombres competentes se encarguen de las cosas que nosotros nunca vamos a poder entender. Si no hay héroes, si no se cree en la idea de que personas comunes puedan trascender sus intereses y hacer las cosas por una causa justa, entonces el objetivo ha sido cumplido.

Nota: no me refiero a exaltar a heros con un nacionalismo como el que con mucho énfasis nos enseñan lleva a la locura y a la destrucción, aquella de la Alemania nazi o de la fascista Italia. Ese es el extremo en un punto único de la historia de esos países. ¿Por qué no se enseña el nacionalismo e idea patria de los franceses, incluso hasta la fecha? ¿Por qué no mencionar el nacionalismo de los Argentinos o hasta hace todavía poco el de los Estadounidenses? A nosotros nos han querido quitar el sentir histórico y  nos han dejado de plano en calzones y huérfanos de héroes.

¿Por dónde comenzar?

Para poder comenzar a darle su lugar a la Historia, era necesario admitir que tenemos una deuda de sangre con nuestros antepasados. Tenemos la responsabilidad de mejorar las condiciones para los que vienen y dejar a un lado la indiferencia y la inacción.

Ahora, si queremos comenzar el maravilloso recorrido de la Historia, tendríamos que elegir el punto de partida. ¿Cómo darle sentido a la información contradictoria? Para ello es importante un marco de referencia que nos permita distinguir entre los historiadores, que buscan entender el pasado para poder explicarlo, y de los historiadores que en sus planteamientos juzgan y toman una postura muy clara ante los sucesos. Tenemos que saber discernir entre aquellas versiones revisionistas y las revolucionistas, aquellas que ven los movimientos armados como incivilizados y aquellos que lo consideran como la única opción de cambio verdadero. Y por último tendríamos que saber separar entre los trabajos de historia y el rigor de llegar a la verdad de lo ocurrido con aquel de la novela histórica, que tiene bases históricas pero que además integra en sí elementos ficticios elegidos por el autor.

Recomiendo escuchar esta increíble clase de mi historiadora preferida Patricia Galeana.

Si eres como yo (y asumo si estás leyendo esto – y llegaste hasta aquí) lo que nos sirve es tener pasos concretos y convertir lo abstracto en concreto ¿Por donde exactamente comenzar? ¿Qué libros leer? ¿Qué sucesos históricos tienen prioridad?

Sugiero comenzar por algo que ya nos interese o que nos haya interesado en la escuela o visto en alguna película, podría ser querer saber más acerca de los campos de concentración en la Alemania de la segunda guerra mundial y tomar de ese punto o hacia adelante: ¿Que propició este enfrentamiento o que condiciones llevaron a este punto? o ¿Qué pasó después y como era la configuración Europea durante la guerra fría? Otro modo es comenzar por un suceso nacional (digamos la Reforma o la Guerra de los Pasteles) e interesarnos de lo que sucedió antes y después. De esta manera, puede que no se llegue al presente – pues tal vez nos obsesionamos con la Guerra del Peloponeso y nos quedamos allí un rato- pero seguro el ahora y los sucesos actuales tienen más sentido cuanto más se descubre de lo pasado.

Ahora que si de plano no nos interesa nada podríamos comenzar interesándonos por nuestros bisabuelos o tatarabuelos y poco a poco desenvolver su historia y contexto. ¿Qué ocurría en México en esos momentos? ¿Qué papel familiar desempeñaron? ¿Cuál fue su posición ante los conflictos de aquella época? Esto nos ayudará a descubrir de algún modo quienes somos: la acumulación de nuestros antepasados en su entorno social y sus decisiones personales.

Tengo un listado de libros y autores favoritos, si te interesa, mandame un correo dando click aquí y te la hago llegar.

Espero que hayan encontrado algo de valor.

¡Ánimo!

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Que hueva la historia

Luis Hernández Calixto

4 septiembre, 2021

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